Una soleada mañana, mientras los rayos dorados del sol brillaban a través de los árboles, Lila tropezó con algo inusual. Escondida bajo un parche de flores silvestres había una pequeña llave brillante. No era más grande que su pulgar y brillaba como una estrella. Intrigada, Lila la recogió y la giró en su mano.
Justo cuando estaba pensando en eso, una suave voz musical surgió de los arbustos. "Esa, valiente Lila, es la Llave de la Maravilla. " Sobresaltada, Lila se dio la vuelta y vio a una pequeña criatura alada flotando ante ella. Era un hada, no más alta que una taza de té, con alas relucientes que brillaban como la luz de la luna. "¿La Llave de la Maravilla?" preguntó Lila, con los ojos muy abiertos por la emoción.
El hada asintió.
El corazón de Lila se aceleró. ¿Un castillo mágico? ¿Secretos y sorpresas? ¡Esta era exactamente la clase de aventura que siempre había soñado! "¿Dónde puedo encontrar este castillo?" preguntó ansiosamente. El hada apuntó más profundo en el bosque. "Sigue el sendero de hojas plateadas. Cuando encuentres una puerta sin paredes, usa la llave.
Sin dudar un momento, Lila metió la llave en su bolsillo y se puso en marcha. A medida que caminaba, empezó a notar las hojas plateadas esparcidas por el suelo del bosque. Brillaban a la luz del sol, formando un sendero reluciente que la alejaba cada vez más del pueblo.
Después de un rato, Lila llegó a un claro donde había una puerta extraña que estaba sola. Era alta y ornate, hecha de madera pulida con intrincados grabados de estrellas y lunas. La mano de Lila tembló de emoción mientras sacaba la pequeña llave y la deslizaba en la cerradura.
"Bienvenida, Lila," dijo una voz profunda y retumbante. Pertenecía a un león parlante con una melena hecha de llamas doradas. "Soy el Guardián del Castillo.
El león la llevó a la primera prueba, un pasillo oscuro lleno de sombras inquietantes. "Para pasar esta prueba de valentía," explicó el león, "debes caminar por el pasillo sin volver atrás. " Lila respiró hondo y se adentró en la oscuridad. Las sombras parecían susurrar y moverse, pero se recordó a sí misma que solo eran ilusiones.
Para la segunda prueba, el león llevó a Lila a un jardín donde un pequeño pájaro yacía atrapado bajo una enredadera espinosa. "Esta es la prueba de amabilidad," dijo el león. "Ayuda al pájaro, pero ten cuidado de no lastimarlo ni a ti misma. " Lila se arrodilló junto al pájaro, hablándole con un tono suave. Con cuidado, desenredó las espinas, asegurándose de no tirar demasiado fuerte.
Para la prueba final, el león la llevó a una fuente brillante que burbujeaba con agua dorada. "Esta es la prueba de astucia," dijo. "Resuelve el enigma escondido aquí, y el mayor tesoro del castillo será tuyo.
Pensó por un momento, con el ceño fruncido. Luego, con una sonrisa, exclamó "¡Agua!" La fuente brilló intensamente y de sus profundidades surgió una pequeña caja de cristal. Lila la abrió y encontró una estrella brillante que encajaba perfectamente en la palma de su mano. "Esta es la Estrella de los Sueños," explicó el león. "Te guiará a través de las aventuras de la vida, recordándote ser valiente, amable y astuto.
A medida que el sol comenzaba a ponerse, el castillo empezó a desvanecerse, y el león dijo "Es hora de que regreses a casa, Lila. Pero recuerda, el espíritu de la aventura siempre estará contigo. " Con la estrella guardada en su bolsillo, Lila retrocedió a través de la puerta. Se encontró en el bosque familiar, pero todo parecía más brillante, más mágico. Desde ese día, Lila compartió su historia con todos en el pueblo, inspirándolos a buscar sus propias aventuras.
Y así, Lila vivió feliz para siempre, con su corazón siempre lleno de maravillas y la promesa de nuevos descubrimientos.
Una pequeña llave brillante.
Un pequeño hada alada que brilla.
La puerta del Castillo Mágico Cambiante.
Caminar por un pasillo oscuro sin volver atrás.
Lo liberó suavemente de la enredadera espinosa.
La respuesta es agua.
La Estrella de los Sueños, una estrella mágica que brilla.
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