
El rey y la reina, gobernantes sabios y justos, estaban desolados. Intentaron todo para levantar el ánimo de su pueblo grandes banquetes, desfiles e incluso un festival de luces. Pero no importaba lo que hicieran, la risa nunca regresó. Decidido a resolver el misterio, el rey emitió una proclamación ¡Quien pueda restaurar la alegría de Lumina recibirá una recompensa mayor que cualquier tesoro!
En una pequeña aldea en las afueras del reino vivía una joven llamada Maren. Maren no era ni rica ni poderosa, pero tenía un corazón tan grande como las montañas y una mente tan aguda como una cuchilla. Le encantaba resolver acertijos y ayudar a sus vecinos, y a menudo pasaba sus días explorando los bosques y aprendiendo sobre el mundo que la rodeaba. Cuando escuchó la proclamación del rey, sintió un tirón en su corazón. El reino me ha dado tanto, pensó. Quizás pueda devolver algo. Maren empacó un pequeño bolso con pan, queso y su libro favorito de acertijos, y se puso en camino hacia el castillo real. En el camino, notó algo extraño los pájaros ya no cantaban, las flores parecían marchitarse e incluso los arroyos fluían lentamente, como si la tierra misma hubiera crecido cansada. Se detuvo a descansar junto a un viejo roble, donde conoció a una anciana de rostro amable y un chal tejido con hilos dorados.
¿A dónde te diriges, niña? preguntó la mujer, su voz suave como una brisa susurrante.
Voy al castillo para intentar devolver la alegría al reino, respondió Maren. La mujer asintió pensativa. Una tarea noble, pero no fácil. La alegría es una cosa curiosa no puede ser forzada ni comprada. Debe ser encontrada.
Maren agradeció a la mujer y abrió la caja. Dentro había una sola llave de plata y un trozo de papel que decía El primer paso para encontrar la alegría radica en recordar lo que se perdió. Confundida pero decidida, Maren continuó su viaje. Cuando llegó al castillo, el rey y la reina la recibieron cálidamente, aunque sus ojos estaban pesados de tristeza. Maren les explicó el acertijo, y los ojos de la reina se llenaron de lágrimas. Lo que hemos perdido, susurró, es la risa de nuestro pueblo. Pero, ¿cómo lo traemos de vuelta?
Maren pensó por un momento. Necesito aprender más sobre lo que cambió. ¿Pueden decirme cuándo comenzó a desvanecerse la alegría? El rey y la reina intercambiaron miradas. Comenzó el día en que la Gran Campana de la Armonía dejó de sonar, dijo el rey. La campana, que cuelga en la torre más alta del castillo, solía sonar cada mañana, su sonido llenando el reino de calidez y luz. Pero un día, quedó en silencio, y nadie ha podido hacerla sonar desde entonces.
Maren pidió ver la campana. El rey la llevó por una escalera en espiral hasta la torre, donde la Gran Campana de la Armonía colgaba en solemne silencio. Era una campana magnífica, grabada con símbolos antiguos e imágenes de personas bailando y riendo. Maren la examinó cuidadosamente y notó un pequeño agujero de llave cerca de su base. Recordando la llave de plata, la insertó en la cerradura y la giró. Con un suave clic, se abrió un compartimento escondido, revelando un segundo acertijo Para despertar la campana, busca los tres regalos que traen verdadera alegría bondad, valentía y asombro. Solo cuando estén unidos, la campana sonará de nuevo.
Maren sabía que tenía que encontrar estos tres regalos, pero ¿por dónde empezar? Decidió buscar en el reino, esperando que las personas que conociera en el camino pudieran ayudarla. Su primera parada fue una aldea donde la gente era conocida por su generosidad. Pero cuando llegó, encontró a los aldeanos discutiendo por pequeñas cosas, su bondad enterrada bajo capas de frustración. Maren los reunió y les contó una historia sobre una época en la que trabajaron juntos para construir un hermoso puente sobre un río embravecido. A medida que escuchaban, los recuerdos de su bondad compartida comenzaron a surgir, y empezaron a ayudarse unos a otros nuevamente. Un aldeano le entregó a Maren una pluma dorada, diciendo Este es un símbolo de nuestra bondad. Llévalo contigo.
A continuación, Maren viajó a un bosque donde vivían valientes cazadores. Pero los cazadores, una vez temerosos protectores del reino, se habían vuelto tímidos y asustados.
Con la pluma dorada de bondad, la hoja esmeralda de valentía y la estrella de cristal de asombro, Maren regresó al castillo. Subió a la torre y colocó los tres regalos dentro de la Gran Campana de la Armonía. Tan pronto como lo hizo, la campana comenzó a brillar, y un profundo y resonante tintineo llenó el aire. El sonido se extendió por el reino como una suave ola, levantando la niebla gris y llenando cada corazón de calidez y luz. La gente de Lumina comenzó a sonreír de nuevo, sus risas resonando como música. Los ríos brillaron, las flores florecieron, e incluso los pájaros comenzaron a cantar. El rey y la reina abrazaron a Maren, con lágrimas de alegría corriendo por sus rostros. Has hecho lo que ningún tesoro podría lograr, dijo el rey. Has restaurado el corazón de nuestro reino.
A Maren se le ofreció un cofre de oro como recompensa, pero ella declinó. La alegría de ver a Lumina feliz de nuevo es recompensa suficiente, dijo. Regresó a su aldea, donde continuó esparciendo bondad, valentía y asombro, asegurando que la felicidad del reino nunca se desvaneciera nuevamente. Y así, Lumina prosperó una vez más, un faro brillante de alegría y armonía. Y Maren, la chica ingeniosa y de buen corazón que lo trajo todo de vuelta, fue recordada en historias durante generaciones.
Fin.
Lumina
Una joven llamada Maren
Una caja de madera tallada con una llave de plata dentro
Necesitaba bondad, coraje y asombro para funcionar
Una pluma dorada
Les enseñó a hacer telescopios y mirar las estrellas
La campana sonó, restaurando la alegría en el reino
Compartir
Categorías
Historias Favoritas
Otra Historia